DORORO: El Valor de la Vida | OPINIÓN

Tan simple y codicioso como puede llegar a ser nuestra especie, con su egoísmo, su soberbia y su complejo de superioridad; resulta cuando menos curiosa la forma en que, en los momentos determinantes, donde la vida esta entre la espada y la pared, donde la logíca da todo por perdido... en esos momentos siempre olvidamos todo y nos aferramos de un principio básico y mucho más poderoso que cualquier medio que tengamos: Las ganas de vivir. Y de eso trata la historia de hoy: un clásico gran Osamu Tezuka. Este es el viaje de Hyakkimaru y de... Dororo.

Dororo

|Estudio: MAPPA / Tezuka Productions|2019|

|24 Episodios| Fuente: Manga|

|Aventura, Acción, Drama, Sobrenatural|

El padre de Hyakkimaru es un ambicioso guerrero que concede a los demonios todas y cada una de las partes de su hijo recién nacido a cambio de que le otorguen prosperidad a sus tierras. Es así que Hyakkimaru, quien es abandonado a su suerte por sus padres tras el fatal pacto, es rescatado por un doctor que consigue reconstruirlo con partes protésicas. Cuando es adulto Hyakkimaru decide recuperar sus extremidades reales, comenzando así un camino lleno de dolor y enfrentamientos ante los demonios...todo acompañado de Dororo, un pequeño ladronzuelo a quien salva de unos matones...

Dororo es una producción del estudio MAPPA estrenada en 2019 con un total de 24 episodios. Se trata de la adaptación más reciente al clásico homónimo del gran escritor Ozamu Tenzuka, considerado el Padre del Manga. Dentro del staff encargado de la serie, podemos encontrar nombres como Kazuhiro Furuhashi (Mobile Suit Gundam UC) al frente de la dirección, Yasuko Kobayashi (Attack on Titan, Death Note) como principal encargada de adaptar el guion, Satoshi Iwataki (Ghost Hunt) en el diseño de personajes, Mari Fujino (Kill la Kill) en la dirección de arte y Kisuke Koizumi (ID: Invade, Kimi ni todoke) haciendo lo propio en el sonido, solo por mencionar los principales. Todos ellos fueron los encargados de entregarnos una adaptación dedicada, cuidada con detalle y con muchas más luces que sombras. Una adaptación que, pese a las muchas opiniones negativas que pueda tener respecto a su trabajo técnico y las libertades tomadas respecto a el, es una que presenta, moderniza y todavía más importante, mantiene intacto el mensaje principal de la obra: Cada vida tiene valor. Dororo apuesta por tomar un tópico siempre presente pero pocas veces abordado como eje principal y lo rodea de otros temas, cada uno igual de importante que el anterior en aras de mostrarnos como es que todos los caminos llevan a la misma conclusión... 

Pero vayamos por partes. Para aquellos que no conozcan nada de la obra, la historia de Dororo puede parecer bastante utilizada en series de corte similar: Hace mucho pero mucho tiempo, Japón era gobernado por señores feudales, teniendo como agentes de control a los samuráis y por tanto, sosteniendo encarnizadas batallas por el territorio. Y entre tantos enfrentamientos, la pobreza afloro y azoto cada rincón de la nación. Es así que nuestra historia comienza con el daimyo (gran soberano de la época, a cargo de una determinada zona) Daigo Kagemitsu quien ante la pobreza y desesperación que vive su pueblo, hace un trato con 12 demonios antiguos: Él les dará la vida de su hijo recién nacido a cambio de prosperidad y riqueza para sus tierras, sellando así el destino de su pobre primogénito quien justo al nacer, es "devorado" por dichos seres, terminando como poco más que un cadáver cuya única parte viviente es la cabeza. Tras esto el pequeño es abandonado a su suerte y estando al borde de la muerte es salvado por el Dr. Jukai, un monje que se dedica a colocar prótesis a los muertos con el fin de poder ser enterrados y lamentados por sus familias. Es así que los años pasan y el niño, quien fue bautizado por el doctor como Hyakkimaru, ahora busca recuperar sus extremidades reales, emprendiendo para ello un viaje lleno de espectaculares batallas contra cada uno de los 12 demonios.  Pero el chico no viajará solo pues a él se termina uniendo Dororo, una pequeña niña huérfana a quien Hyakkimaru rescata (involuntariamente) de unos ladrones que la golpeaban, denominándose así misma como la nueva "familia" del chico maldito, así como su principal aliada en su búsqueda de venganza y de pistas sobre su pasado y su cuerpo, teniendo de por medio enfrentamientos con su padre y con su hermano Tahomaru... Ahora bien, con esta pequeña sinopsis bien podríamos pensar que estamos ante una historia de vendetta donde los samuráis son los malos y los ejes principales son la situación económica y bélica de dicha época. Y aunque la obra sí que maneja dichos ejes para contar su historia, estaríamos equivocados al decir que esta adaptación es una historia de venganza... por el contrario, se permite tirar por un camino alejado de la caza de demonios vista en el manga y hace que este Dororo se interprete (y como me aventure a presentar en el titulo) como una oda a la vida y el valor de esta; y me gustaría explicarlo a partir de su entorno para luego avanzar a sus personajes.

Los demonios del espíritu humano...

Y es que para empezar, Dororo es una obra que se sitúa en el periodo del Sengoku Jidai, una época en la cual Japón atravesaba constantes enfrentamientos entre los shogunatos y los samuráis asumían el liderato y el papel principal en las guerras, teniendo así situaciones privilegiadas respecto al resto de la población, en su mayoría campesinos, es decir: los samuráis no buscaban venganza. Así pues, lejos de ser el eje principal, la situación económica y social de la serie solo nos sirven como base para el desarrollo de su idea sobre los miedos y pecados del alma humana, representada a través de su trio de protagonistas principal: la pequeña Dororo, Hyakkimaru y finalmente el hermano de este, Tahomaru. Y precisamente comenzando con este último, Tahomaru representa del papel de hijo "bueno", él es quien creció con sus padres rodeado de todo lo que necesitaba. Aquel que prepondera la justicia antes que cualquier otra cosa y que se mantenía firme tras la escondida inseguridad emocional por la falta de amor materno. Su camino comienza en el lado "luminoso" y poco a poco, gracias tanto a Daigo como a su primer enfrentamiento con su Hyakkimaru es que se transforma y abandona la justicia en pos de justificar los actos violentos como "búsqueda de la paz" cuestionando el mayor peso de preservar muchas vidas antes que el defender a una sola. Tahomaru representa la caída a la oscuridad como medio para redefinir aquello en lo que cree y por lo que vivirá el resto de su vida. 

Paralelamente a ello tenemos a nuestro protagonista: Hyakkimaru, quien representa lo opuesto: el paso de la oscuridad a la luz; comenzando su viaje como una búsqueda de venganza y utilizando sus extremidades faltantes como mera excusa. Su desarrollo como personaje es pausado, con momentos cumbre y sobre todo, lleno de lecciones adquiridas conforme más gente se une a su entorno.  Y esto es algo que se demuestra en varias ocasiones a lo largo de la serie, siendo la principal su conversación con el Dr Jukai en la que este le pregunta: ¿Qué harás tras matar a todos? Tras terminar tu camino de muerte y recuperar tu cuerpo... Ciertamente Hyakkimaru también es el más complejo de los personajes, siendo el que aprende de a poco el significado de la vida, y lo hace no exento de errores pues aun cuando puede ver el alma, es "metafóricamente" ciego ante el comportamiento y las motivaciones de estas. Y esto lo vamos viendo a la par que recupera sus extremidades y va descubriendo cada sentido, cada dolor y cada dejo de vida a su alrededor. El representa la lucha no solo con el resto sino consigo mismo, el camino a la luz con el fin de verdaderamente disfrutar la vida.

Así pues, ambos hermanos sirven de contrapunto entre sí, siendo que uno comienza con una creencia clara de lo que es la vida y el valor de cada una, mientras que el otro lo hace buscando dar muerte y venganza poniendo paradójicamente, el pretexto de buscar su propia existencia. Pero he aquí que como escribí arriba, uno y otro pasan de un extremo a otro teniendo una diferencia en concreto: Dororo. La pequeña niña y personaje más "débil"  aunque complejo (dentro de su simplicidad) de la trama, también se erige como el factor determinante para que Hyakkimaru se remida y cambie su forma de pensar. Y lo hace teniendo su propia búsqueda: en principio de supervivencia pero con el desarrollo de la trama transformada en la búsqueda de un mundo mejor, de una vida mejor para todos, lejos de las guerras, venganzas y sinsentidos... Y es aquí donde Tezuka nos muestra que quien más madura y avanza durante la trama es precisamente,  Dororo.

El valor de una vida

Pero supongamos que hasta ahora no vemos una conexión clara con la idea de que cada vida tiene valía; pues entonces vayamos un poco más allá del trio principal y veamos los motivantes de los secundarios, específicamente de aquellos que marcaron el camino a los anteriores, ya sea directa o indirectamente: sus padres. Primeramente tenemos al padre y madre de Dororo, ambos unos ladrones que pese a saquear y obtener botines de los samuráis, lo hacían con el fin de sobrevivir y defender aquello en lo que creían y, una vez muerto su padre, de tratar de preservar la vida de su hija... y sí, puede que en cierto punto parezca egoísta (y paradójico) el esconder un tesoro para la rebelión en vez de alimentar a tu hija, pero eso muestra otro lado de lo que significa vivir: la libertad, el poder vivir creyendo en tus ideales. A continuación tenemos al Dr. Jukai, siendo la figura paterna de Hyakkimaru. Su caso es un poco más directo siendo que él no defiende un ideal sino la vida misma, cansado tras lo visto en la guerra y dedicado a preservar y honrar a aquellos que parten (para aquellos que quedan); por ello es por lo que salvo a Hyakkimaru, entendiendo con el tiempo que quizá cometió un error al hacerlo pero cambiando de opinión tras ver a su "hijo" pelear por aquellos que ama. Nuevamente, ideales transmitidos y que se muestran al final de la obra, de forma ligada a su propia redención final.

  

Y finalmente está el otro lado de la moneda: Daigo, el padre de Tahomaru y aquel que inicio todo con el fatal pacto. Personaje complejo que sin embargo continua con la línea anterior, en su caso tratando de dar abundancia a su pueblo. (Y sí: esto va aunado a la búsqueda del poder pero es que al final de cuentas no deja de ser un daimyo) El representa la búsqueda de bienestar y calidad de vida para el resto, cosa que como en los anteriores casos, transmite a Tahomaru orillando a este a abandonar su ideal de justicia por el de la búsqueda del bien común. Y esto se aprecia mejor en la escena final de Daigo, con Hyakkimaru diciéndole que es momento de vivir, de dejar atrás su obligado apego al estilo samurái, terminando con un Daigo perdonado y un poco más conciliado con sigo mismo. Así que libertad, respeto por los otros, por los que nos rodean y la búsqueda del bienestar ajeno, todas son distintos motivantes e interpretaciones de lo que implica vivir y del porque es que esta adaptación en particular de Dororo es un gran ejemplo de dicha idea.

Pero no solo de narrativa luce Dororo y si ha logrado volver a ganar reconocimiento entre las nuevas generaciones es gracias en parte al adecuado trabajo de MAPPA al adaptarla. Comenzando por el ritmo, esta adaptación se aleja de sus predecesores (tanto el manga como la serie del 68) disminuyendo los combates y la comedia en aras de dar mayor peso a la búsqueda y carga emocional que va obteniendo Hyakkimaru, dando el tiempo y espacio necesario para dicho aprendizaje y teniendo avances pero también retrocesos en la formación de los personajes. La animación así mismo, pule y actualiza el estilo de arte pero respetando el trazo original, lo cual se puede observar en las siluetas de los personajes (más redondeadas) así como en su vestimenta la cual logra plasmar el lugar y tiempo en que se sitúa la obra. Sí, carece de constancia y hacia los episodios intermedios la animación decae bastante pero pese a ello, logra cumplir al transmitir el mensaje en las secuencias principales. Todo acompañado de una banda sonora que ayuda a la creación de la atmosfera sin que se pierda el folclore y las circunstancias de la trama. Adaptación sencilla en cuanto a innovación pero que entiende muy bien cuales eran las virtudes de la obra original...

Tezuka tiene bien ganado el título de Padre del Manga gracias a sus tremendas y complejas historias y Dororo no es la excepción. Usando temas como la guerra, la pobreza o la paternidad, la obra nos lleva a través de las diversas capas y perspectivas que encierra el ser humano y que se soportan en un buen (que no constante) trabajo técnico y una omnipresente banda sonora cargada de melancolía y furia; todo para terminar rematándonos con la crudeza del mensaje: Cada vida tiene un inconmensurable valor por el cual merece intentarlo...