Una pequeña con el conocimiento de lo inevitable, un sueño sobre muerte y
perdida, un nacimiento que causó felicidad, el pétalo de los cerezos cayendo y
2 clanes comenzando una pelea que habría de llevarlos a la destrucción...
El sonido de la biwa resuena triste mientras nos narra y atestigua las
suplicas de aquellos que han de perderse en el olvido.
Todo mientras nosotros nos acercamos a una de las historias más bellas y
fatídicas del año; la nueva épica de Naoko Yamada y de Science SARU, el
doloroso relato que es Heike Monogatari.
Heike Monogatari
|Science SARU| Otoño 2021|
|11 Episodios|ONA|
|Drama, Sobrenatural, Histórico|
Una joven huérfana llamada Biwa es acogida por el poderoso Clan Taira, también conocido como Heike, después de que su líder sea testigo de sus extraordinarias habilidades psíquicas. Desafortunadamente, lo que predice es un futuro de derramamiento de sangre, violencia y guerra civil. Inspirado en el cuento épico del siglo XII Heike Monogatari…
Heike Monogatari, también llamada Heike´s story es una obra
lanzada en esta temporada de otoño 2021 (de hecho un poco antes: 15 de
septiembre) que corrió bajo la producción del estudio Science SARU en
lo que es su primer incursión sin
Masaaki Yuasa
al frente. La serie se trata de una adaptación algo desapegada a la obra
clásica del folclore japonés: Heike Monogatari, específicamente de la versión
traducida por Hideo Furukawa en 2016, conocida como
"El Cantar del Heike". Dentro del staff a cargo podemos encontrar grandes nombres como
Reiko Yoshida
al frente del guion adaptado, Fumiko Takano (Aria series, Bakuman) como
creadora de los diseños originales,
Tomotaka Kubo (Promare, Mary and the witch´s flower) en la dirección de
arte y
Eriko Kimura (Kepp your Hands off Eizouken, Devilman Crybaby) haciendo
lo propio en el apartado sonoro. Lo mejor sin embargo, viene al nombrar a la
directora a cargo: uno de los grandes baluartes de Kyoto Animation,
Naoko Yamada (Liz to Aoi, Tamako Market, A silent Voice) quien cambia
de estudio y se pone al frente del proyecto acompañada de su equipo de
confianza.
La serie nos sitúa en el Japón antiguo, específicamente durante el periodo de
las guerras Genpei entre 1180 y 1185, lapso durante el cual existieron
2 clanes que lucharon por el poder y la conquista de territorios: El clan
Taira a quien conocemos como Heike y el clan Minamoto que viene a ser el
Genji.
Estos 2 clanes han de luchar e intercambiar vitorias y derrotas por igual al
tiempo que cada uno sufre dolorosas perdidas en sus familias. Es así que
nosotros observamos el conflicto desde la perspectiva de Biwa, una pequeña
huérfana que a causa de dicha guerra ve asesinado a su padre y termina siendo
acogida por un miembro del Heike: el valeroso y noble Shigemori, quien no solo
la toma bajo su protección sino que además, conoce la “habilidad” de Biwa:
Ella tiene un ojo que le permite ver el futuro y saber qué es lo que ha de
acontecer no solo a ambos clanes, sino también a sus seres queridos... así que con dicha peculiaridad, Biwa y
nosotros con ella, hemos de adentrarnos en una épica histórica llena de dolor
y esperanza que ha de trascender generaciones!
Una batalla contra el olvido...
Es así como nuestra historia comienza con el clan Heike enzarzado en una
batalla directa contra el clan Genji y el emperador en turno: Go-Shirakawa
quien se rehúsa a perder el control y poder que tiene sobre el territorio pero
que se ha de ver poco a poco más acorralado por los primeros y por su
excéntrico líder Taira no Kiyomori. Y este a su vez ha de lanzar al campo de
batalla a su hijo predilecto y consejero así como el noble protector de Biwa:
Shigemori quien, lejos de buscar la victoria sobre el emperador, ha de ser el
primero en plantear lo absurdo del conflicto y tratar de persuadir al heike
aunque sin resultado alguno, desarrollándose así el primer tercio de la serie
entre la incipiente guerra, el control de revuelos por parte del Heike hacia
el emperador y hacia los monjes y por otro lado, con Biwa encontrando de a
poco su sitio entre la familia de Shigemori y los hijos de este: Kuremori,
Seukemori y Kiyotsune; así como con Tokuko, una integrante del clan Heike
(hermana de Shigemori) pero que termina por casarse con un miembro del Genji,
"fortaleciendo" así las relaciones y dando a luz al próximo emperador. Y sí,
sé que son muchos Mori, y que puede darse a confusión pero créanme que es
necesario ponerlos pues serán parte importante de la historia más adelante.
En todo caso, la primer mitad de la serie siendo más concisos, podemos
resumirla con Biwa acoplándose a su vida entre los Heike, llevándose bien con
todos y actuando similar a una "consejera" para Shigemori, dejando
momentáneamente atrás sus pérdidas propias (madre y padre) y tratando de vivir
feliz pero rehusando usar su ojo para mirar al futuro por temor a encontrar
visiones llenas de muerte. Así pues,
de entrada Heike Monogatari luce como un drama histórico sí, pero que,
aunque va introduciendo el conflicto político poco a poco a la vez que los
nombres raros comienzan a abundar, resulta en algo agradable y divertido de
ver si te gustan este tipo de historias, teniendo muchos momentos cómicos entre Biwa y el resto así como algunas
batallas bastante bonitas en cuanto a su arte. Y no solo esto pues durante
esta primera mitad es que han de sentase las bases sobre la aspiración de cada
clan y donde se nos presenta una mayor ventana a las tradiciones de la época,
incluyendo el baile, el canto, las costumbres sobre la unión de linajes y
también la disparidad y trato entre clases sociales, introduciéndonos así a la
idea de que ambos clanes vivían no solo ajenos al resto sino que además movían
las vidas como si fuera un tablero de ajedrez. Pese a ello, no es sino hasta
su segunda mitad donde todo explota y la alegría y aparente ritmo liviano de
la serie se pierde en aras de una mayor profundidad cuyo primer signo es el
eje sobre el que se ha de mover la historia:
La batalla de los clanes no tanto contra ellos mismos sino contra el
olvido.
Y he aquí que esta batalla, aunque prolongada, es también una batalla perdida
por ambas partes debido a la autodestrucción que van teniendo, tanto a nivel
de poderío como a nivel de lazos familiares. Teniendo por un lado al heike y
su inestabilidad tras la muerte de su líder y su sucesor, la incompetencia y
temor de sus generales al mando, la necedad por conquistar territorio y
finalmente por su impotencia para hacer frente a lo inevitable. Por el otro
lado está el clan Genji que, aun cuando resulta victorioso, también pasa por
transiciones de liderazgo e inestabilidad que refleja la serie gracias a los
muchos y malos "lideres que va teniendo, desde Yoshikana, Yorimoto y
finalmente Yoshitsune. (les dije que eran muchos nombres...)
dando como resultado una serie cuyo mensaje están lejos de la guerra y que
no se maneja por quien llevé la victoria sino por lo que esto significó
perder...
Una historia de muchas plegarias...
Y es que antes que nada, hemos de comprender una cosa: Heike Monogatari no es
una historia que vaya a narrarnos un final feliz; de hecho desde su origen es
una obra que más bien ofrece tristeza y lamento pero sin hacer a un lado la
redención y los pequeños recuerdos. Así pues, no esperemos ver a Biwa siendo
participe del conflicto, o a tal o cual personaje saliendo adelante solo por
sus convicciones o lo noble que puede llegar a ser. Todo lo contrario,
Heike es una serie que se sostendrá de dichas perdidas y momentos de
fracaso para ensalzar pero no representar directamente las lecciones de
valor...
Y es aquí donde la historia se diferencia y toma claro oscuros en su
adaptación del pasado. Porque, difícil como puede ser presentar una obra
clásica y adaptarla de tal forma que no pierda contenido pero que tampoco se
vuelva en algo tedioso, Yamada y compañía optan por agregar un elemento que ha
de ser el vínculo entre simpatía y preocupación para el espectador: Biwa.
Inexistente en la fuente original, nuestra pequeña de ojos bicolor se
convierte en la narradora y testigo para la obra, reflejando mediante su
instrumento el sentir de los momentos cumbre y sirviendo como nexo entre
varios de los personajes que han de protagonizar la obra en distintas etapas;
esto sin embargo, no es de gratis y la presencia de Biwa sirve en parte
gracias a la personalidad alegre pero no falta de sufrimiento que le brindan,
el papel de sus ojos como visor de catástrofes para indicar hacia dónde va la
historia y finalmente como guiño histórico pues, siendo Heike una epopeya en
su origen, la serie reconvierte el papel de los bardos y haciendo uso del tipo
de narración mediante cantos, convierte a Biwa en aquella que "narra" y
atestigua la historia. Sin embargo, he aquí que la inclusión de Biwa también
tiene un gran paréntesis: Pasa mucho a su alrededor pero en realidad su
relevancia no es tan primordial. O mejor dicho, Biwa tiene mucho tiempo en
pantalla y la narración va girando en torno a ella pero al final resulta ser
alguien lejana al verdadero objetivo de Heike Monogatari:
El reflejar la humanidad de sus personajes.
Mañana, el día siguiente... después de esto...
en el futuro.
Muy lejos en el futuro, e incluso aún más...
algún día...
Porque reflexivas y apegadas a la parte espiritual con el pasado como suelen
ser estas historias, en Heike se propone un concepto por sobre el resto:
La efimeridad en las cosas, teniendo no a uno sino a varios personajes que
se alzan al poder solo para terminar cayendo en la desgracia final.
Comenzando por el propio clan del Heike, durante la serie vemos como su
actitud déspota y tirada a su propia sobre valoración y arrogancia va
destruyéndolos de a poco, arrastrando a todos y cada uno hacia su final sin
que esto signifique que ellos lo hayan causado: El lider Kiyomori y su
búsqueda de poder absoluto, Shigemori y su repentina muerte llena de
preocupación por el futuro de su clan, Kiyotsune y su propio suicidio debido a
la carga que significaba huir después de haber sido el clan gobernante... E
incluso personajes como Koremori o Tokuko que, sin buscar conflicto debieron
entrar en él y al final son retratados como perdedores de una guerra que no
pidieron y tras la cual quedan marcados, uno como desertor, otra como la madre
del emperador que no fue; y así sucesivamente, cada uno vio como estaban en la
cima del mundo y después el propio "karma" (recordemos las influencias budistas de la historia) los hizo descender no sin antes
reflejar su sentir: melancolía, tristeza, resignación, esperanza muerta o
lamento, mostrando así (y haciendo un peculiar uso de las flores) que el ciclo
te pone arriba y abajo pero que entre ambos inevitablemente encontraras
cambios y perdida.
Así pues, lo que en un principio era poco más que una historia familiar
sobre dicho periodo al final termina convertida en un bello y triste ensayo
sobre el sentir y la arrogancia humana, dotando a sus personajes de las
emociones necesarias para transmitir y golpear en los
momentos exactos...
Sin embargo, debo mencionar que, de ver esta obra estarán ante la oportunidad
o de apreciarla y gustar de ella, o quizá de verla como una serie entretenida
pero que a la postre termina por aburrir, tanto por el propio ritmo de la
obra, lleno de pausas, diálogos, referencias a la época y nombres que son
confusos como sobre todo por la falta de tiempo que entrega para desarrollar
todas sus perspectivas. Algo triste si consideramos que Yamada es conocida por
lograr que sus personajes no solo transmitan emoción sino que además tengan
bases sobre las cuales poner dichos sentimientos pero que en Heike, trata de
abarcar tanto y de mostrar tantas visiones respecto a lo que pasa que al final
los desenlaces de cada personajes golpean sí, pero quedan huecos en el medio.
Afortunadamente la cosa mejora al hablar del trabajo técnico de la serie y es
aquí donde no solo llegamos al punto fuerte de Heike sino que también
recordamos el hecho de que Yamada no fue acompañada en esta ocasión por
KyoAni
sino por SARU. Porque siendo como es el estudio (y como no podía ser de
otra forma...) en Heike tenemos una más de las muestras del tremendo nivel y
vena artística experimental de Science SARU, sirviendo a la directora de una
animación radicalmente opuesta en cuanto a estilo se refiere respecto a KyoAni
pero que aquí pega de maravilla con la historia. Comenzando con los diseños de
personajes cortesía de Takashi Kojima, en Heike tenemos una
continuación a ese trazo tan fino y desgarbado a la vez que ya ha utilizada el
estudio antes, dotándolo ahora de un poco más de estética y fluidez al tiempo
en que se aprovecha la época para jugar con los vestuarios, las identidades y
las combinaciones de colores. El trabajo de expresiones también es bastante
bueno y aunque quizá se pierda por momentos, es la mejor arma para reflejar el
sentir de sus personajes, ya sea regocijo, tristeza o dolor. Caso aparte por
supuesto merece la pequeña Biwa y su hipnótica mirada que, aunque por momentos
brusca, también consigue transmitir la desesperación de sus visiones según que
ojo se utilice. Aun así, lo mejor viene al hablar de los tremendos escenarios
que desarrolla la serie y que permiten ver el periodo histórico lleno de
colores y elementos que transmiten belleza. Y es que, sin importar se trate de
un palacio, de un templo o de un simple lago rodeado de árboles, la serie
ofrece planos a diestra y siniestra que combinan un gran trabajo de luces con
una paleta de colores increíblemente viva y que reboza alegría o desesperación
a partes iguales aun cuando pierdan un poco en las escenas más rápidas. Eso
sí, si en algo te atrapa la serie, es en el uso de flores como medio narrativo
(aunque parezca un mero elemento secundario...) para presentar esa transición
entre el fin y el inicio de un ciclo... En definitiva, Heike es la mejor
muestra de que Yuasa se ha ido sí, pero su legado, estilo y sobre todo la
llegada de otros lideres tan reputados como Yamada, pueden hacer que SARU siga
siendo sinónimo de asombro a nivel visual...
Pasando al apartado sonoro, aquí debo de admitir una pega:
Kensuke Ushio. Sí, el artífice de la locura sonora que fue
Crybaby
(y que espero sea Chainsaw Man) llega tras su paso por
Words Bubble
y vuelve a colaborar con Yamada tras Koe no Katachi
y
Liz to Aoi
para entregarnos piezas llenas de sentimiento pero que parecen ajenas de la
época, recordando la melancolía y atizando a la adrenalina en los momentos más
dramáticos pero que a veces parecen parte de otros de sus trabajos en vez de
temas directamente diseñados para Heike. Piezas como "The Beginning" y
su tenue uso de la biwa, la rítmica "Boy´s own" que se acerca más a ese
sonido industrial de Ushio y finalmente "Unknown plan" son ejemplo
claro de que no porque algo sea bueno en otros trabajos, pueden ser igual de
buenos en este... Y sus piezas principales no se quedan atrás, comenzando por
el ED "Unified perspective" cortesía de Agraph y ANI, esta
canción en particular me dio sentimientos encontrados; por un lado con esa
genial y sobria apertura que tira a melancolía en lo instrumental y por el
otro con esa letra rápida que creo que saca un poco de línea respecto a lo que
acabamos de ver... El OP en cambio, sí que me ha gustado desde el principio.
Siendo "Hikaru Toki" de Hitsujibungaku, estamos ante una pieza
con bastante armonía y ese feeling de energía relajada que va más acorde al
ritmo de la obra gracias a su coro.
Cuando uno comienza a ver Heike Monogatari, lo primero que destaca es su
tremendamente bella animación, luego te das cuenta de sus raros y muy
similares nombres y después, poco a poco, vas entendiendo sobre la
tristeza y el valor de su historia, de aquello que busca reflejar tal como lo hizo su fuente literaria siglos
atrás. Esa desolación nacida de la esperanza que Yamada envuelve en capas y
capas de humanidad pero que no aleja gracias al carisma de su pequeña
protagonista aun cuando esta termine siendo algo innecesario.
Como ya dije, puede resultar difícil de abordar según el gusto personal y
ciertamente tiene en su ambición y ritmo tan comprimido el peor de los
defectos pero aun así lo hermoso de su propuesta tanto a nivel narrativo
como sobre todo visual, hacen del visionado de Heike una experiencia
cuando menos peculiar y que, de poner atención, puede sorprendernos y dar
una lección sobre las muchas vueltas que puede dar el ser humano en su
andar...
6.5
El tañir de las campanas en el templo de Gion
presta su eco a lo efímero de todas las cosas.
El rubor de las flores en el árbol que se bifurca
revela la verdad de que florecer es marchitarse.
El que está orgulloso no lo está por mucho tiempo,
como un sueño en una noche de primavera.
El valiente es finalmente destruido,
y no será más que polvo en el viento.
- Fragmento de "El cantar del Heike"
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