Simp: "someone who does way too
much for a person they like"...
Una improbable heroína adicta a donar sangre, una aún más imposible damisela
vampírica, un grupo de seguidores fieles atraídos por su perfección y un genio
tan loco como para auto parodiarse con su propia burla. Damas y caballeros
sean bienvenidos al retorno del mítico Mamoru Oshii: La peculiar...
Vlad Love
Vlad Love
|Production I.G.|Invierno 2021|
|12 Episodios|ONA|
|Comedia, Supernatural, Vampiros, Escolar|
Mitsugu Bamba es una chica de secundaria que encuentra sentido en donar sangre. Con frecuencia visita un banco de sangre para donar, a pesar de que la enfermera la trata duramente. Un día, se encuentra con una hermosa chica que parece venir del extranjero. La chica pálida parece que está a punto de desmayarse en cualquier momento, pero de repente empieza a destrozar todo lo que encuentra a su paso dentro del banco de sangre. Esta pierde el conocimiento y Mitsugu se la lleva a su casa …
Vlad Love es una obra producida por el estudio Drive en colaboración con
Production I.G. La cual se estrenó durante Invierno de este año; la serie es
una idea original que fue lanzada en formato ONA y marca el regreso del
aclamado director Mamoru Oshii (Ghost in the Shell) al frente de un proyecto
animado tras varias décadas de distanciamiento (Live Actions de por medio) lo
cual generó una tremenda expectativa en torno al proyecto. Dentro del resto de
staff podemos encontrar nombres como Junji Nishimura (Urusei Yatsura, Ranma
1/2) al frente de la dirección, Kei Yamamura firmando el guion junto a Oshii,
Kazuhiro Wakabayashi (Barakamon, Bungou Stray Dogs) en la dirección de sonido
y Kazuhiro Obata (Girls und Panzer, My Hero Academia) en el arte de escenarios
por mencionar algunos elementos.
La premisa de la serie es simple (e insultantemente alocada a la vez): Mitsugu
Bamba es una chica de instituto que tiene una "sana" obsesión por la sangre, o
más específicamente, por donar sangre, siendo que llega incluso a sobornar a
las enfermeras para conseguir su propósito. Y que mejor, no, que perfecta
coincidencia el que aparezca en su camino una "indefensa" y extraviada vampira
a punto de desfallecer por falta de comida ¿no?... Pues es justo lo que pasa y
tras una serie de extrañas y explosivas circunstancias, Mitsugu lleva a su
casa a Mai Vlad Transilvania, la chica vampiro, cayendo inmediatamente rendida
ante su belleza y por ende autodenominándose su "protectora", mejor amiga y lo
que Mai quiera que ella sea. Pero nada es perfecto (excepto nuestra vampira de turno claro) y Mitsugu
deberá acudir a su enfermera escolar, la doctora Chihiro, con el fin de
conseguir más sangre para alimentar a su amada y de paso, fundar un improbable
(y absurdo) club de donación de sangre junto a personajes tan locos como Nami,
del club de danza; Maki, la presidenta del club de cine; los rudos y tontos
chicos del club de lucha o Jinko, la terriblemente genial (y obsesa de las
reglas) presidenta del consejo estudiantil. En fin que un club de locos ha
sido creado y todo con el fin de velar y mantener a salvo a Mai...
La decadencia de los simp...
Es así como pese a todo lo que pueda hacernos creer la sinopsis respecto a un
amor jurado y secuencias melosas de instituto, Vlad Love resulta ser todo lo
contrario a ello; siendo en realidad una parodia y una crítica a aquello que
predomina en la industria actual: Las obras basura. Y es que, tan ilógica,
absurda y retorcida como puede ser la historia; nos presenta aquello que más
se busca e idolatra hoy por hoy: La waifu perfecta, esa por la que la mayoría
de nosotros soñaríamos y que muchos defienden a capa y espada como si
preservar su figura idealizada fuese lo más importante del mundo. Y es a
partir de esta (que en este caso es Mai) que Vlad Love juega con muchos otros
absurdos actuales: El fanatismo extremo, el sinsentido del heroísmo, la
extrema censura a obras que buscan mostrar para vender y sobre todo, esa
capacidad, esa necesidad que tiene el público actual de idealizar a sus
personajes y obras... Que si AoT es lo mejor del mundo, que si My Hero
Academia es lo máximo que puedes ver, que mi waifu (o husbando) es sinónimo de
perfección y la tuya es un sinsentido, que si Jules dice que Bunny Girl es una
obra maestra... todo eso que nos hace, justo como escribí al inicio de esta
reseña, unos simps (o sea simplistas, personas que idolatran y se muestran
sumisos ante alguien o algo) que creemos que lo nuestro es lo mejor, que cada
nueva serie es la próxima gran obra y que adoramos chicas y chicos de
televisión sin comprender la mayoría del tiempo que solo son monitos 2D.
Porque oh, cruda y cruel verdad, todos (sí todos) hemos sido al menos por un
momento unos completos simps... Y lo peor (y también lo mejor) es que lo
seguimos siendo por el simple hecho de que se siente bien, nos auto complace
nuestra decadencia... Y créanme, esta no es una crítica de mi parte, es el
simple hecho de lo que es Vlad Love, de lo que critica y emula al mismo
tiempo, llevando al extremo los estereotipos y clichés y haciéndolos tan
bizarros e inexplicables como sea posible, incluso si eso implica alejar a la
mayor parte del público...
Una obra de Oshii, Mamoru Oshii.
Pero esperen, si esto es un anime, y por tanto un producto hecho para (que
irónico) vender, entonces ¿A quién diablos se le ocurrió burlarse del público
que verá tu propia serie? Bueno, pues a ningún otro que Mamoru Oshii, un
director catalogado de genio y que, con la fama y respeto conseguido, se ha
ganado ciertos derechos, como por ejemplo hacer un trabajo ultra personalizado
como lo es Vlad Love. Y es que literal, cada secuencia, cada broma, e incluso uno que otro episodio
entero, son marca, visión, estilo y gustos de Oshii; no importa si son
referencias interminables al cine francés del pasado, o si son juegos de
palabras imposibles o varios homenajes a sus intérpretes y directores
favoritos, vamos que hasta una que otra referencia al armamento militar
japonés está presente. Y no solo eso, no, Oshii va más allá y pone parodias y
comentarios tremendamente absurdos, directos y mordaces a cosas como las
RomCom, Castlevania o el propio Miyazaki. Cosas, burlas y detalles que en
definitiva forman un patio de diversiones para su autor gracias al tremendo
privilegio que es no ser regido por un comité ni financiero ni de censura,
jugando más y más con aquello que le gusta y recordándonos una y otra vez a
los éxitos pasados de los 80, sin importarle ni por un momento que estemos en
pleno 2021 y con tecnología invasiva por doquier. Así que sí, Vlad Love es una obra de autor, una obra pensada, planeada y
pretendida para ser divertida para el propio Oshii diciendo "todo comenzó con la idea de: ¡Hey! veamos que sucede si cabreas a un anciano"
(palabras del propio Oshii); siendo quizá que se burla de la industria actual,
del consumidor promedio y su necesidad de idolatrar o inclusive de lo
elaborado y profundo que fue el mismo con sus obras del pasado, como si se
burlara de lo mucho que planeó y pensó como para que hoy en día (casi)
cualquier cosa, incluso una serie como esta, pueda triunfar...
Pero he aquí la mayor y quizá más irónica contrariedad: El ritmo de la serie.
Porque sí, ya sé que escribí que me gustó, pero seamos honestos: a cuantos
realmente nos llegará el mensaje antes de abandonar la serie... Tanta locura,
"improvisación", cosa bizarra y sinsentido escapan a nuestra total comprensión
al menos durante el primer visionado, haciendo de esta poco más que un
Frankeinstein de retazos cómicos (que pueden o no funcionar) y chistes
internos por parte del staff; incluso las propias seiyuu dijeron: "Intentamos entender de qué se trataba, realmente lo hicimos... Pero no
pudimos, así que fingimos entenderlo mientras hacíamos nuestro máximo..." así
que sí, Vlad Love es única a su manera, y como tal es difícil saber si eso
resulta bueno, malo o una terrible pérdida de tiempo, siendo algo que solo
durante el visionado somos capaces de clasificar y por ende de disfrutar u
odiar. En definitiva una serie que quizá no consiga un gran fandom pero que
sin duda aquellos que queden la adoraran hasta la medula...
Y precisamente hablando de Oshii, su característico estilo es omnipresente a
nivel técnico, teniendo un diseño de personajes cortesía de Issei Aragaki, en
el que cada silueta y expresión están muy bien trabajadas, refinando (y
ofreciendo como cebo) figuras que estilizan aún más la idea de perfección (en
este caso interpretado por Mai) con rasgos finos que pese a ello se
distorsionan a cada mueca graciosa al mejor estilo Urusei Yatsura, un trazo
delgado y un vestuario acorde a cada personaje, siendo claros ejemplos la
chaqueta de Mitsugu, la de Maki o la apariencia de Jinko. Pero la cosa no
queda ahí y la serie continua su juego poniendo elementos y rasgos propios de
los personajes "estrella" o de la perfecta Mary Sue, como el cabello rubio o
albino de nuestro par protagónico.
Los escenarios por otro lado también derrochan estilo Oshii, siendo una pasada
en cuanto a detalle y juego de colores, haciendo aún más old school la
atmosfera de la obra (recordemos que Oshii no solo es un tremendo director
sino también ilustrador) jugueteando con las luces y sombras, con el detalle y
técnica para animar cada secuencia a mano y luego meternos un plano retocado
del Tokio real. Incluso elementos del pasado como el uso de paneles divididos
o de efectos dibujados están presentes, siendo todo coronado por una
apabullante (en el mejor de los casos) "autocensura" haciendo que cualquier
escena "especial" sea solo una quimera nacida de la burla. En fin que Vlad
Love tiene un tremendo (y anticuadamente genial) aspecto técnico a nivel animación.
Respecto al apartado sonoro, Vlad Love tiene un OST cortesía del mítico Kenji
Kawai que logra cumplir con el acompañamiento en las secuencias donde se
incluyen, atrapándonos en el inicio y el final de cada episodio. Lo mejor sin
embargo, viene al hablar de las piezas principales; y es que la serie tiene 2
OP bien logrados siendo el primero "Winds Of Transylvania" interpretado por la
banda de Power Metal LOVEBITES, mientras que el segundo es "Where you are" del
grupo de J-pop BlooDye, siendo el primero un tema lleno de potencia,
desparpajo y un tremendo apartado visual; el segundo por otro lado, cambia el
poder del metal por un corte mucho más refinado y estético tanto a nivel
lirico como visual, presentándonos una secuencia completamente distinta y aun
así del mismo nivel... Sonoramente me encanto el primero, visualmente el
segundo es brutal. En lo que respecta a los ED tenemos 2 siendo el primero (y
prácticamente único) "Shingetsu" cortesía de la artista Ayasa mientras que el
segundo (y que yo recuerde exclusivo de Japón) es "Akai Ame" interpretado por
Alan & Ayasa, siendo el primero un corte instrumental lleno de cuerdas y
sobriedad que es rematado con un minimalista visual en negro; mientras que el
segundo es todo un brillante juego de voces entre tonos imposibles.
Vlad Love es una serie incomoda, bizarra, con una inherente incoherencia a
cada escena. También es una mordaz critica de parte de su creador a la
industria actual... Y sí, también es genial a su propia manera. Con una
narrativa ágil, que revuelca y deja referencias por doquier, unos personajes
que atrapan y son tremendamente divertidos en su absurda simpleza, un trabajo
técnico que combina lo moderno con lo mejor del estilo del autor y un aspecto
sonoro adecuado, Vlad Love es todo lo contrario a lo que esperábamos de Mamoru
Oshii... Y al parecer justo lo que él quería hacer...
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