Dime ¿Tu conoces sobre el periodo Edo? sí, ese lapso en Japón repleto
de samuráis, de batallas por aquí y por allá y de shogunatos. Aunque quizá eso
ya lo sepas y en realidad estés aquí por otras cosas. Quizá estés aquí para
saber sobre la música de la época, que por cierto era hip hop. O sobre los
honorables seres que existieron y vivieron aventuras en ella; que en realidad
eran un buen par de alocados y buenos para nada samuráis....
quizá estés aquí para saber sobre su travesía, sus épicas aventuras y
quizá, solo quizá, sobre el samurái que huele a girasoles...
Pues entonces no tardemos más y adentrémonos en la serie de hoy... en
Samurai Champloo.
Samurai Champloo
|Manglobe|2004|
|26 episodios|TV|
|Acción, Aventura, Comedia|
Fuu Kasumi es una joven de 15 años que pasa sus días trabajando en una casa de té. La paz y tranquilidad reinan en el lugar hasta que un buen (mal día) la chica se verá en un aprieto del que será rescatada por 2 peculiares sujetos: el samurái vagabundo Mugen y el Ronin solitario Jin. Al final del día y con ambos sujetos peleando a muerte y sentenciados a ejecución, Fuu les propondrá un trato que cambiará sus vidas y los pondrá en medio de un gran viaje: Encontrar al samurái que huele a girasoles...
Samurai Champloo es una obra original de 2004 producida por el extinto estudio
Manglobe (Ergo Proxy) y cuya popularidad se debe, además de por su alta
calidad, a por ser creada por el celebré director Shinichiro Watanabe,
contando con 26 episodios y dando lugar además a un manga homónimo. Dentro del
staff encargado podemos encontrar, además del propio Watanabe en la dirección,
a Shinji Obara (Twenny witches) en la composición de la serie, Takeshi Waki
(Mushishi) al frente de la dirección de arte, Mahiro Maeda en el diseño de
espadas y a Yoshimoto Ishikawa (Ghost in the Shell) al frente de la producción
musical solo por mencionar a los principales nombres de una lista bastante
larga de elementos.
La historia de Samurai Champloo nos sitúa en una versión alterna del periodo
Edo japonés; donde los samuráis aún existían y en donde, en cierto pueblo
desolado encontramos a Fuu, una chica huérfana que trabaja en una casa de té,
pasando sus días entre soslayo y soslayo. Sin embargo, un buen día esto cambia
cuando le toca atender al hijo del jefe del pueblo y al hacerlo enojar, la
pobre Fuu es casi cortada en pedacitos por sus guardias. Y digo casi porque
para su fortuna (o desgracia quizá) es "pseudo" salvada por un curioso
espadachín con pinta de vagabundo: Mugen. Y por si eso no fuera suficiente, al
poco tiempo llega al lugar un ronin llamado Jin, haciendo que, de buenas a
primeras y tras unas pocas palabras, este y Mugen se encuentren peleando y
terminen sentenciados a la horca. Afortunadamente para ellos, la chica tiene un plan y tras ayudarlos a escapar
les pide que sean sus acompañantes durante su viaje para encontrar al samurái
que huele a girasoles. Y aunque estos reniegan y buscan evadir el trato, al
final no les quedará más remedio que seguir a la chica y con ello, comenzar
una travesía llena de locuras y absurdos por doquier...
El viaje es el verdadero destino...
Es así como donde podríamos suponer un viaje lleno de sobriedad y del clásico
estilo samurái, nos topamos que en realidad tenemos una serie algo gamberra y
que apuesta por personajes totalmente distintos entre sí para balancear su
historia. Y es que empezando con la dulce pero valiente Fuu (y también algo
gruñona), con la irreverencia y poca responsabilidad de Mugen o con el
misticismo y rectitud de Jin, Samurai Champloo logra combinar y contrapuntear
a sus 3 personajes haciendo del trio un fabuloso protagonista a 3 bandas,
capaz de soltar frases llenas de existencialismo solo para luchar a muerte por
un bollo de carne al minuto siguiente, de ofrecer lecciones sobre la lealtad o
la familia y al mismo tiempo hacernos reír por los planes de ambos samurái
para huir de Fuu. Comedia al servicio del drama para ponernos ante situaciones
tan diversas como difíciles de creer, pero que irremediablemente dejan alguna
lección.
Y esto sin embargo, no hace que la trama sea un sinsentido y por el contrario,
las muchas subtramas de comedia sirven como puente entre los episodios más
serios en donde los 3 protagonistas comienzan a conocerse entre sí, revelando
no solo su pasado sino también sus ideales a seguir, sus objetivos o sus
sueños, haciendo que en donde antes había pura irreverencia ahora comience a
haber un sentido en su actuar (por más loco que este parezca) y que, como dice
el dicho, nos demos realmente cuenta que en Samurai Champloo lo verdaderamente
valioso es la travesía del trío, la forma en que se complementan y cambian
gracias a ella y que pese a lo establecido en un comienzo, quizá lo menos
importante sea el final.
Samuráis, hip hop y Shinichiro Watanabe... ¿Qué podría salir mal?
Pero aun con ello, recordemos que escribí más arriba que Samurai Champloo es
también una serie algo gamberra y esto tiene una causa propia: el genial
Shinichiro Watanabe. Y es que tal como en muchas otras de sus obras, aquí el
director usa a Champloo como parque de diversiones y usa la música, en este
caso el hip hop, como bandera para presentar su versión del Edo: desde
improbables partidos de beisbol, tráfico de arte que lleva hasta el mismo Van
Gogh, concursos de comida o una loquísima carrera para grafitear la ciudad, la
serie se permite muchas libertades para retratar la dureza y el pensamiento de
la época, haciendo que nos riamos peor que también seamos testigos de temas
más serios como la prostitución, el sistema de gobierno o la apertura
económica que atravesó Japón en dicha época, haciendo de Champloo una obra
mucho más completa y seria de lo que podríamos creer.
A este punto sin embargo, me gustaría decir que Samurai Champloo me ha gustado
menos que su hermano mayor. Y no es solo por lo icónico de Bebop, sino porque
siento que a comparación de esta, hay veces en las que las aventuras
secundarias de Champloo pecan de incoherentes y sobre todo de no tener mucho
que aportar a la trama principal. Sí, sé que es parte de la esencia de la
serie pero había algunas que simplemente no me convencieron del todo. Esto
claro, es meramente personal y aunque quizá difícil de iniciar y tomar el tren
de su locura, la serie es un top 3 de la obra de Watanabe sin duda alguna.
Pasando al trabajo de animación, aun cuando Manglobe no es Sunrise la verdad
es que Samurai Champloo sí que cumple con un alto nivel. Comenzando por el
diseño de personajes cortesía de Kazuto Nakazawa y de Hideto Komori, la serie
nos presenta un trazo que varían entre lo fino para el juego de caras y
expresiones faciales, a lo más grueso al presentar siluetas completas o close
ups en ciertas escenas. y esto se complementa con el gran trabajo de
confección del trío protagónico, haciendo que tanto Fuu como Jin y Mugen,
tengan varias características propias en sus diseños, comenzando por el rostro
pero también usando el vestuario y las espadas. Y es que precisamente hablando
de estos 2 últimos elementos, al tratarse del periodo Edo podríamos creer que
habría ciertas limitantes y eso no es tan cierto, pues apoyándose en la locura
del argumento, se juega con elementos contemporáneos como los anteojos de Jin
o los pantaloncillos de Mugen. La paleta de colores también es genial y aunque
no pega tanto en los escenarios, donde además el detalle no siempre es el
mejor, sí que sobresale y apabulla en las secuencias de acción. Y es que sin
ser las más explosivas, cada pelea está repleta de fluidez en los movimientos,
logrando así que tanto la técnica de espada de Jin como el break dance a lo
capoeira de Mugen luzcan muy bien y entreguen escenas memorables. Lo dicho,
quizá no ha envejecido tan bien como su hermano mayor pero Champloo tiene el
característico sello Watanabe.
Y si no me creen por la animación, entonces créanme por el apartado sonoro
porque, fiel a su propio estilo, aquí el director juega y rompe con las reglas
para combinar el Japón antiguo con nada más y nada menos que Hip hop, contando
para ello con grandes artistas del género. Comenzando por el OP "Battlecry"
interpretado por Nujabes y SHINGO2, nos encontramos ante hip hop de la vieja
escuela, con poderosos beats que marcan las intenciones de la serie y nos
sorprenden desde el primer momento. Los ED por otro lado, son aquellos donde
hay más diversidad, teniendo los temas "Who's Theme" interpretado por la
cantante Minmi (ep12), "YOU" de kazami (ep 17), "FLY [SMALL CIRCLE OF
FRIENDS]" a dueto por parte de Tsutchie y fat jon y "San Francisco" cortesía
de Midicronica, todos con ritmos llenos de potencia y que sin embargo, quedan
un paso atrás de la genialidad que es "Shiki no Uta (Song of the Seasons)" de
la propia Minmi. Una pieza tremendamente pegajosa, que atrapa y te lleva a
través de su suave ritmo y que aunque con toda la fuerza de la serie, también
logra mostrarnos esa fragilidad y sentimiento de añoranza que esconde en sus
mejores momentos Samurai Champloo. Simplemente uno de esos ED que marcan
época.
Samurai Champloo no es Cowboy Bebop. Y tampoco es que necesite serlo porque,
aun cuando un poco menor, la historia de hip hop y samuráis tiene lo necesario
para forjar su propia leyenda gracias a su simple pero poderoso argumento.
Poniendo a 3 personajes que poco o nada tienen en común y haciendo que
compartan todo tipo de situaciones, que aprendan e irremediablemente se
entiendan los unos a los otros, Watanabe y compañía logran que cada momento
sea un goce y que la locura e incoherencia propia del argumento se vuelva tan
natural y creíble que atrapa al espectador. A esto súmale un trabajo técnico
que aunque no excelso sí brilla cuando debe hacerlo y un trabajo sonoro que es
leyenda y podemos decir, con una sonrisa tan ancha como la de Mugen, Fuu o
Jin, que los samuráis y el hip hop son lo mejor que le pudo pasar al periodo
Edo...
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