Japón y su extravagante cultura nos han dado hermosos regalos que hasta el día de hoy inspiran y llenan de asombro y admiración por igual, uno de ellos (espero que no de los más infravalorados) es el Monogatari (lit. cuento, historia), su particular estilo de prosa narrativa. El más antiguo y quizá el más raro de todos estos textos es Taketori Monogatari, la leyenda del cortador de bambú y la princesa de la luna.
Conocida como también como Kagya-hime no Monogatari, este Monogatari es la pieza de ficción japonesa más antigua que se conserva (se estima que fue escrita entre e siglo IX y el X) y hoy en día, ha alcanzado a muchas personas quienes, inspiradas por la belleza de su historia, la han adaptado y/o utilizado en distintas representaciones.
El anime y el manga por supuesto, no han sido la excepción, con lo cual, a lo largo de los años muchas y muy diversas obras nos han presentado directa o indirectamente, el cuento del cortador de Bambú. Algunos de ellos son series tan icónicas como InuYasha, que en su película El castillo de los sueños en el espejo, muestra a Kagura y Kanna, dos sirvientes de Naraku, el antagonista, siendo liberadas y posteriormente engañadas por la princesa Kaguya para escapar del espejo y vengarse del emperador, congelando el tiempo; o en la película de Sailor Moon: Sailor Moon S The movie donde hay un personaje llamado Luna, quien representa a la princesa Kaguya. Ya avanzando un poco más en el tiempo, tenemos a la icónica (y malvada por igual) Kaguya Otsusuki de Naruto Shippuden, quien es la madre del Sabio de los seis caminos, Hagoromo Otsusuki, cuyo clan se dice que proviene de la luna. O más recientemente, el anime de Kaguya Sama:Love is War, cuya 2da temporada incluye una secuencia donde Shirogane le describe la historia a Kaguya mientras observan a la luna.
El manga también ha sido campo fértil para este cuento, y en el manga Crayon Shin Chan aparece una historia con la princesa Kaguya como protagonista. Incluso los vídeo juegos se han inspirado en la princesa y un claro (y muy bien logrado) ejemplo, es el juego Okami, (Playstation 2) el cual está basado en el folclore japonés y cuya protagonista es la diosa del Sol, Amaterasu. Pero sin lugar a duda, el más grande ejemplo (y homenaje) es la película El cuento de la princesa Kaguya (2013), producida por Studio Ghibli y dirigida por el maestro Isao Takahata. Lamentablemente, la película (y no entiendo porque) no ha sido tan reconocida en Occidente, siendo quizá, el más grande fracaso a nivel taquilla del estudio, aunque no por eso, deje de ser una producción que la crítica especializada sí considero como Obra Maestra.
Es por eso por lo que hoy les traigo la historia original del Cortador de Bambú, esperando que los conmueva y se lleven una buena opinión del bello mensaje tras este Monogatari...
El Cuento del Cortador de Bambú
Había una vez un anciano llamado Taketori no Okina (lit. "anciano cortador de bambú") que vivía con su esposa. Un día fue a una plantación de bambú para recolectar brotes. Cuidadosamente cortó el bambú y se quedó asombrado al encontrar a un precioso bebé en el interior. Era una niña. Taketori decidió recogerla y llevarla a su casa.
- Mira lo que he encontrado - dijo llorando el anciano mientras le mostraba a la pequeña niña que encontró dentro del bambú a su esposa. A lo que ella respondió:
- Ciertamente son los dioses los que nos han mandado a esta encantadora niña.
Decidieron quedarse con la niña y la llamaron Kaguya-Hime (Princesa de la Luz Brillante).
Cuidadosamente cortó el bambú y se quedó asombrado al encontrar a un precioso bebé en el interior
La pequeña niña creció muy rápidamente y con el tiempo se volvió muy hermosa. Cuando el anciano o su esposa estaban cansados o de mal humor, solo les bastaba con ver a la niña para sentirse bien nuevamente. Ellos vivían muy felices con Kaguya, a la que querían como si fuera su propia hija. Además, desde el mismo día en que había encontrado a la pequeña, siempre que Taketori cortaba un bambú encontraba oro dentro de él. Gracias a esto, pronto se hizo rico y pudo permitirse el lujo de construir una gran casa en la que vivir cómodamente con su anciana esposa.
Con el tiempo, Kaguya se convirtió en una mujer de gran belleza, que se hizo muy famosa en todo el mundo por su elegancia y hermosura, a pesar de que el anciano no permitía que su preciosa princesa saliera de casa. Cinco príncipes llegaron a su casa para pedir la mano de Kaguya en matrimonio. Pero ella era reacia a casarse, así que les propuso a sus pretendientes varias tareas imposibles para llevar a cabo antes de conseguir casarse con ella.
A su primer pretendiente, Kaguya le encargó traer el cáliz sagrado de Buda que se encontraba en La India. Al segundo príncipe le encargó recuperar una legendaria rama hecha de plata y oro. El tercero tenía que intentar conseguir al legendario vestido del ratón de sol que se dice que está en China. Al cuarto le pidió que le trajera una joya de colores que brillaba al cuello de un dragón. Al último príncipe, le encargó una concha preciosa que las golondrinas guardaban como un tesoro. Esto desilusionó mucho a los pretendientes, pues la princesa les había pedido objetos que nadie sabía si existían realmente. Aun así decidieron intentarlo.
Un día, llego el primer hombre y trajo la taza de Buda que la princesa había pedido, pero pronto Kaguya descubrió que no había ido realmente a la India como ella lo pidió, sino que en su lugar le había traído una taza sucia de un templo cerca de Kyoto. Cuando la princesa lo vio, supo inmediatamente que esta no era la taza de Buda.
El segundo no tenía idea de donde podría encontrarse una rama de plata y oro, por lo que decidió ordenárselo a unos joyeros. Cuando los joyeros fabricaron la rama, él se la llevó a la princesa. Era una rama de plata y oro tan maravillosa que ella pensó que realmente se trataba de lo que había pedido y pensó que no podría escapar del matrimonio con este joven... de no ser porque los joyeros aparecieron para reclamar al pretendiente su dinero. De esta manera la princesa comprendió que esta rama no era la verdadera y por consiguiente no era lo que ella había pedido.
El tercer pretendiente, a quién se le había pedido el vestido del ratón del sol, les dio dinero a algunos comerciantes que iban a China. Ellos le trajeron una piel vistosa y le dijeron que pertenecía al ratón de sol. Se lo llevó a la princesa y ella dijo:
- Realmente es una piel muy fina. Pero la piel del ratón de sol no arde, aun cuando se tira al fuego. Probémosla.
Y Kaguya tiró la piel en el fuego, y como era de esperar, la piel ardió.
El cuarto pretendiente era muy valiente e intentó encontrar al dragón por sí mismo. Navegó y vagó durante mucho tiempo, porque nadie sabía dónde vivía el dragón. Pero durante una jornada, fue asediado por una tormenta en la que casi pierde la vida. La tormenta le impidió seguir buscando al dragón, así que regresó a su casa. De vuelta en su hogar, se encontró muy enfermo y no pudo volver con la Princesa Kaguya.
El quinto y último de los hombres buscó en todos los nidos, y en uno de ellos pensó que había encontrado lo que la princesa le había encargado; pero al bajar tan aprisa por la escalera, se cayó y se lastimó. Ni siquiera lo que tenía en su mano era la concha que la princesa había pedido, sino una golondrina vieja y dura.
De este modo todos los pretendientes fracasaron, y ninguno podría casarse con la princesa.
Un día, el Emperador quiso conocer la extraordinaria belleza de Kaguya. En cuanto la vio, quedó prendado de la joven y le pidió que se casara con él y fuera a vivir a su palacio. Pero la princesa rechazó también su propuesta, diciéndole que era imposible, ya que ella no había nacido en el planeta y no podía ir con él.
Ese verano, cada vez que la princesa miraba la Luna, sus ojos se llenaban de lágrimas. Los ancianos estaban muy preocupados, pero la princesa guardaba silencio. Un día antes de la luna llena de mediados de agosto, la princesa explicó por qué estaba tan triste. Explicó que no había nacido en el planeta, sino que procedía de la Ciudad de la Luna, a dónde debía regresar en la próxima luna llena, y que vendrían personas a buscarla.
Los ancianos trataron de convencerla de que no partiera, pero ella contestó que debía hacerlo. Así que Taketori corrió en busca del Emperador, y le contó toda la historia. El Emperador, para evitar que la princesa Kaguya se marchara, envió a su casa una gran cantidad de soldados.
Pero en la noche de la luna llena de mediados de agosto, una intensa luz los cegó a todos y las gentes de la Ciudad de la Luna bajaron a por la princesa. Los soldados no pudieron combatir ni tratar siquiera de impedirlo, porque estaban cegados por aquella intensa luz y porque extrañamente habían perdido las ganas de luchar.
La princesa se despidió de sus padres, y les dijo que no deseaba irse, pero que tenía que hacerlo. También se despidió del Emperador por medio de una carta.
El desolado Emperador envió un ejército entero de soldados a la montaña más alta de Japón, el gran Monte Fuji. La misión era subir hasta la cima y quemar la carta que Kaguya-Hime había escrito, con la esperanza de que llegara a la ahora distante princesa...
La leyenda del cortador de bambú y la princesa de la luna no sólo es una inspiración para muchas personas, quienes, cautivadas por su historia, buscan plasmarla en obras propias o tomar elementos para crear nuevos y maravillosas obras; también es un cálido y fino reflejo del romanticismo y el folclore de la cultura japonesa... una historia sobre la belleza, el exilio, la pertenencia y el amor.
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